(Imagen: Forges)
El pasado jueves se presentó la candidatura de Imagina Burgos. En ese acto Raúl Salinero, que ocupa
el número uno de nuestra lista, explicaba que nuestro proyecto
“atraviesa la negra nube de la vieja política”. ¿A qué
nos referimos con ese concepto?
Vieja política es pensar que la
ciudadanía no tiene memoria y que la elección de sus representantes
es un proceso de marketing como si de un concurso televisivo se
tratara. Por eso la vieja política hace cosas inauditas como
“inaugurar un cartel”, o anunciar un evento para el que faltan
¡diecinueve meses!
La “viaje política” cree en el
resultadismo (si me permiten el término deportivo), creen que
asfaltar calles en el mes de abril hará que la gente les vote,
piensan que amontonar obras y anuncios en una ¿revista? pagada con
fondos municipales, les asegura muchos apoyos. Incluso tienen la
desfachatez de utilizar un lema supuestamente municipal en la web
electoral del candidato (aquí la imagen). O, sin ningún disimulo, utilizan una cuenta en redes sociales que debiera ser informativa y
de servicio, a la mayor gloria de la persona que opta a ser elegida.
(Mientras la cuenta del Ayuntamiento en Twitter es el arma propagandística del actual alcalde, la propia de su campaña languidece).
Ahora llegarán más anuncios, más
proyectos, más ocurrencias, más promesas. Y el problema no es tanto
que digan barbaridades (en su día la del Museo de Historia de España fue antológica) sino que, en un momento dado, las hagan y dejen
hipotecado el Ayuntamiento por un buen puñado de años.
Y es que la nueva política dice
que democracia no es simplemente votar cuatro años. En cambio, en la
vieja política les da igual a quien votes cada cuatro años, porque
siempre mandarán los mismos.
No podemos permitirlo, por eso apostamos por la lluvia fina de la sencillez, la sensatez y la honradez mientras otros anuncian tormentas de banalidad y oportunismo.
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